Francisco Calabrese y Horacio Milozzi relatan la historia del mítico equipo de Defensa y Justicia de 1985. Un conjunto con un solo objetivo, ascender a Primera B, para hacer grande a Florencio Varela.
Era una deuda pendiente para "El Halcón" de Varela no poder subir un escalón en las categorías de ascenso. El año anterior había estado cerca, pero Villa Dálmine se interpuso en la final y el sueño quedó trunco. En el año 1985 debió jugar otra vez más en la Primera C, pero iba a ser el último.
"Se armó un equipo para ascender, porque ese era el objetivo desde hacía un par de temporadas. A mí me vinieron a buscar Eduardo Pérez y Rodolfo Guerrero a mi casa, porque yo quería dejar el fútbol para dedicarme a hacer el curso de técnico, pero me convencieron y acepté la propuesta". El que despacha la frase es Horacio Milozzi, aquel zaguero central del Quilmes campeón de Primera División en 1978, que con 36 años iba a cerrar su carrera con honores.
El objetivo estaba planteado, los refuerzos se sumaron a la buena base que había disputado hasta el final el torneo anterior, y el rótulo de candidato brillaba como el sol en Florencio Varela. Sin embargo, el primer paso fue en falso... El 23 de febrero, ante una multitud, Defensa y Justicia cae derrotado por 2 a 1 frene a Argentino de Quilmes. La racha continúa con un pobre empate ante Berazategui, pero el partido guarda una anécdota curiosa. "Ese partido se jugó en la cancha de "El Mate" un día viernes, y en un momento se cortó la luz. Lo curioso fue que cuando volvió, el árbitro había cobrado un penal en contra, la gente no entendía nada", narra Milozzi.
La tercera fecha sirvió para levantar la mirada al derrotar por 3 a 0 a Flandria, pero también fue el último partido de Arturo Meyer en el banco de suplentes. En una rápida maniobra, los dirigentes encuentraron la solución para la dirección técnica en Francisco Calabrese, que con sólo dos días de trabajo forma el equipo para derrotar a Cambaceres.
La inyección anímica del nuevo técnico provoca que el conjunto verde y amarillo coseche once partidos invictos, con ocho triunfos y tres empates. Los puntos salientes de la racha se vislumbran en el 2 a 1 sobre Colegiales -el mismo día que se festejaron los 50 años del club-, y en el 4 a 1 ante Defensores Unidos, partido en el cual Horacio Milozzi asegura que se dieron cuenta de que el equipo estaba para cosas grandes.
La popularidad que despertó el equipo fue impresionante, y como Eduardo Pérez además de ser dirigente de la institución era presidente de la línea de transportes número 148 -"El Nuevo Halcón", de ahí nace el apodo-, el medio para que utilizaban los jugadores para viajar era el famoso colectivo amarillo, que incluso hoy utilizan Ricardo Zielinsky y sus dirigidos. El récord de caravana por lejanía se produce en Rosario, cuando 40 micros parten hacía la cancha de Central Córdoba.
Tanto Calabrese como Milozzi rescatan este detalle como un valor fundamental en la campaña. "La hinchada fue fundamental, porque acompañaba a todos lados, daba énfasis a los jugadores. Era una revolución, íbamos a comer y veíamos a los hinchas esperar los micros para ir a la cancha", cuenta el actual técnico de Argentino de Quilmes. "Éramos locales en todos lados, a donde fuéramos nos seguían los hinchas en 40 o 50 micros", rememora el zaguero central.
La serie de Calabrese se corta ante Barracas, y la racha se prolonga ante el rival más encumbrado del año, el Deportivo Armenio. Sin embargo, Defensa es un equipo de hombres y vuelve a estampar en la piel de Varela seis cotejos sin perder (4 ganados y 2 empatados). La fama del equipo genera que en el triunfo por 1 a 0 a Berazategui se presente en el estadio Ante Garmaz; las razones se debían a su amistad con Milozzi, y a que el plantel local usaba botines de su marca de ropa.
La alegría entra en crisis a partir de la fecha 24. Tres encuentros seguidos sin victorias crispan los nervios de algunos hinchas, que le recriminan al técnico no poner de titular a Juan Carlos Moles, histórico goleador. El mismo Calabrese relata su partida: "Me fui porque un dirigente, influenciado por la hinchada, me pedía de titular a Moles, jugador al que yo no ponía. Entonces decidí irme después de ganar un partido clave con Almagro". Para esa fecha, el equipo se encontraba primero junto a Armenio.
Otra vez había que hurgar en los directores técnicos desocupados para que se hicieran cargo de un equipo listo para ascender. La decisión final tiene el nombre de Hugo García, y el debut está signado por toda la suerte del mundo. Defensa y Justicia visita a San Telmo y se pone en ventaja a los 34 minutos con un gol de Juan Suárez. Pero en el complemento recibe dos penales en contra, ahí es donde empieza a jugar la fortuna, porque el primero es atajado por Nazar, y el segundo viaja afuera del arco luego de la ejecución de Policaro. De yapa, Armenio pierde 2 a 1 con Cambaceres y queda dos unidades abajo.
Cuando faltan siete fechas, otra vez se instala la paridad en la cima de la tabla, pero aparece la mejor versión de "El Halcón", la que demuele rivales y llena canchas al mismo tiempo. Las diferencias se estiran y el 16 de Noviembre el que llega a Florencio Varela es Armenio. La recaudación trepa a 5.567,30 australes y la cancha explota con el gol de Darío Stefanutti que instala el triunfo. "Ese día me sentí campeón", asegura Milozzi.
La fecha siguiente es el día postergado desde hace dos años y soñado por todos. La orquesta funciona a la perfección en la cancha de Barracas y 3000 hinchas deliran con las siete maravillas que Defensa le regala a su rival. "Ese día metí dos goles desde 35 metros y otro de penal. Estaba tan contenta la gente que nos hizo salir del vestuario para dar la vuelta olímpica de nuevo", cuenta el ex jugador de Quilmes. Los otros tantos fueron convertidos por Moles en tres oportunidades y Ricardo Pérez en una.
Las últimas dos fechas solo sirvieron para sumar a la estadística un empate y otra goleada. Además, se pudo disfrutar de la fiesta en casa y dejar en las boleterías 5.862 australes, récord de esa temporada para la categoría. La misión estaba cumplida y asegurada. La Primera B incluía en su territorio a Florencio Varela, aunque por poco tiempo, el equipo ya quería ser Nacional.
Era una deuda pendiente para "El Halcón" de Varela no poder subir un escalón en las categorías de ascenso. El año anterior había estado cerca, pero Villa Dálmine se interpuso en la final y el sueño quedó trunco. En el año 1985 debió jugar otra vez más en la Primera C, pero iba a ser el último.
"Se armó un equipo para ascender, porque ese era el objetivo desde hacía un par de temporadas. A mí me vinieron a buscar Eduardo Pérez y Rodolfo Guerrero a mi casa, porque yo quería dejar el fútbol para dedicarme a hacer el curso de técnico, pero me convencieron y acepté la propuesta". El que despacha la frase es Horacio Milozzi, aquel zaguero central del Quilmes campeón de Primera División en 1978, que con 36 años iba a cerrar su carrera con honores.
El objetivo estaba planteado, los refuerzos se sumaron a la buena base que había disputado hasta el final el torneo anterior, y el rótulo de candidato brillaba como el sol en Florencio Varela. Sin embargo, el primer paso fue en falso... El 23 de febrero, ante una multitud, Defensa y Justicia cae derrotado por 2 a 1 frene a Argentino de Quilmes. La racha continúa con un pobre empate ante Berazategui, pero el partido guarda una anécdota curiosa. "Ese partido se jugó en la cancha de "El Mate" un día viernes, y en un momento se cortó la luz. Lo curioso fue que cuando volvió, el árbitro había cobrado un penal en contra, la gente no entendía nada", narra Milozzi.
La tercera fecha sirvió para levantar la mirada al derrotar por 3 a 0 a Flandria, pero también fue el último partido de Arturo Meyer en el banco de suplentes. En una rápida maniobra, los dirigentes encuentraron la solución para la dirección técnica en Francisco Calabrese, que con sólo dos días de trabajo forma el equipo para derrotar a Cambaceres.
La inyección anímica del nuevo técnico provoca que el conjunto verde y amarillo coseche once partidos invictos, con ocho triunfos y tres empates. Los puntos salientes de la racha se vislumbran en el 2 a 1 sobre Colegiales -el mismo día que se festejaron los 50 años del club-, y en el 4 a 1 ante Defensores Unidos, partido en el cual Horacio Milozzi asegura que se dieron cuenta de que el equipo estaba para cosas grandes.
La popularidad que despertó el equipo fue impresionante, y como Eduardo Pérez además de ser dirigente de la institución era presidente de la línea de transportes número 148 -"El Nuevo Halcón", de ahí nace el apodo-, el medio para que utilizaban los jugadores para viajar era el famoso colectivo amarillo, que incluso hoy utilizan Ricardo Zielinsky y sus dirigidos. El récord de caravana por lejanía se produce en Rosario, cuando 40 micros parten hacía la cancha de Central Córdoba.
Tanto Calabrese como Milozzi rescatan este detalle como un valor fundamental en la campaña. "La hinchada fue fundamental, porque acompañaba a todos lados, daba énfasis a los jugadores. Era una revolución, íbamos a comer y veíamos a los hinchas esperar los micros para ir a la cancha", cuenta el actual técnico de Argentino de Quilmes. "Éramos locales en todos lados, a donde fuéramos nos seguían los hinchas en 40 o 50 micros", rememora el zaguero central.
La serie de Calabrese se corta ante Barracas, y la racha se prolonga ante el rival más encumbrado del año, el Deportivo Armenio. Sin embargo, Defensa es un equipo de hombres y vuelve a estampar en la piel de Varela seis cotejos sin perder (4 ganados y 2 empatados). La fama del equipo genera que en el triunfo por 1 a 0 a Berazategui se presente en el estadio Ante Garmaz; las razones se debían a su amistad con Milozzi, y a que el plantel local usaba botines de su marca de ropa.
La alegría entra en crisis a partir de la fecha 24. Tres encuentros seguidos sin victorias crispan los nervios de algunos hinchas, que le recriminan al técnico no poner de titular a Juan Carlos Moles, histórico goleador. El mismo Calabrese relata su partida: "Me fui porque un dirigente, influenciado por la hinchada, me pedía de titular a Moles, jugador al que yo no ponía. Entonces decidí irme después de ganar un partido clave con Almagro". Para esa fecha, el equipo se encontraba primero junto a Armenio.
Otra vez había que hurgar en los directores técnicos desocupados para que se hicieran cargo de un equipo listo para ascender. La decisión final tiene el nombre de Hugo García, y el debut está signado por toda la suerte del mundo. Defensa y Justicia visita a San Telmo y se pone en ventaja a los 34 minutos con un gol de Juan Suárez. Pero en el complemento recibe dos penales en contra, ahí es donde empieza a jugar la fortuna, porque el primero es atajado por Nazar, y el segundo viaja afuera del arco luego de la ejecución de Policaro. De yapa, Armenio pierde 2 a 1 con Cambaceres y queda dos unidades abajo.
Cuando faltan siete fechas, otra vez se instala la paridad en la cima de la tabla, pero aparece la mejor versión de "El Halcón", la que demuele rivales y llena canchas al mismo tiempo. Las diferencias se estiran y el 16 de Noviembre el que llega a Florencio Varela es Armenio. La recaudación trepa a 5.567,30 australes y la cancha explota con el gol de Darío Stefanutti que instala el triunfo. "Ese día me sentí campeón", asegura Milozzi.
La fecha siguiente es el día postergado desde hace dos años y soñado por todos. La orquesta funciona a la perfección en la cancha de Barracas y 3000 hinchas deliran con las siete maravillas que Defensa le regala a su rival. "Ese día metí dos goles desde 35 metros y otro de penal. Estaba tan contenta la gente que nos hizo salir del vestuario para dar la vuelta olímpica de nuevo", cuenta el ex jugador de Quilmes. Los otros tantos fueron convertidos por Moles en tres oportunidades y Ricardo Pérez en una.
Las últimas dos fechas solo sirvieron para sumar a la estadística un empate y otra goleada. Además, se pudo disfrutar de la fiesta en casa y dejar en las boleterías 5.862 australes, récord de esa temporada para la categoría. La misión estaba cumplida y asegurada. La Primera B incluía en su territorio a Florencio Varela, aunque por poco tiempo, el equipo ya quería ser Nacional.