sábado, 10 de marzo de 2012

Para recordarlo toda la vida

Defensa volvió a dar cátedra contra River. Aunque no se pudo ganar, el 3 a 3 quedará por siempre en la memoria de los mas de 10 mil hinchas que coparon La Plata. Otra muestra enorme de corazón y fútbol.




Este 10 de marzo será muy difícil de olvidar. La tribuna Norte del Ciudad de La Plata tenía clima de Final Intercontinental y la invasión varelense en la capital de la provincia otorgó una postal imborrable de color verde y amarillo. Única como el estadio. Tal vez como nunca antes. Porque desde que el descenso de River popularizó de nuevo el Nacional B, sacando a los clubes grandes como Central o Huracán, muchos equipos arbitrariamente denominados“no tradicionales” demostraron una enorme cantidad de pasión hacia sus colores enfrentando a la Banda Roja. Pero nadie lo hizo de la manera que lo hizo el Halcón que colmó toda una tribuna cuyas cifras oficiales dicen tener 10 mil lugares. Ante todo este panorama que muchas veces inhibe y acobarda hubo un equipo que no decepcionó, que estuvo a la altura y jugó su mejor partido del año. Más allá del 3 a 3, el plantel demostró estar para cosas grandes de verdad y lo hizo durante 90 minutos consagratorios e inolvidables.

Todo arrancó de la manera que nadie esperaba. Si bien en la previa se creía que habría muchos goles, ninguno de los presentes imaginó que el primero llegaría tan rápida e insólitamente. Muchos grandes jugadores del mundo afirmaron alguna vez que cuando el marco de un partido tiene las características que presentaba el Estadio Ciudad de La Plata, al jugador le toma uno o dos minutos para poder volver a concentrarse y meterse definitivamente en el partido. Quizás le ocurrió algo parecido a Julio Ferrón, cuando en el minuto 1 intentó pasarle la pelota a Aguilar e involuntariamente se la regaló a Lucas Ocampos. La joven promesa de River quedó muy sólo ante el Flaco Perafán y definió cruzado al segundo palo. El Halcón ya perdía desde el vestuario. Empezaba otro encuentro, ahora favorable a los de Nuñez que seguramente iban a manejar la pelota, aumentar la ventaja y ganar cómodamente como lo hacen siempre. Nada de eso pasaría.

Como respuesta al golpe recibido, los de Varela hicieron lo que saben hacer: atacar, sin discriminar quien está enfrente. Primero llegó una jugada en la que Piriz Alvez no alcanzó a concretar. Aunque el cañonero uruguayo no pudo acertarle al arco de Vega, esa llegada sirvió para evidenciar en River algo que caracterizaría a los dos durante 90 minutos: La debilidad defensiva. Inmediatamente vino el minuto del empate. Fue a los 8 cuando Matías Díaz recibió la pelota sobre la izquierda y avanzó ante la marca pegajosa de Abecasis, encontró un hueco y remató con fuerza. La verdad es que ya no importa si fue al arco o si fue centro, lo cierto es que se clavó en un ángulo imposible, el único lugar donde nunca hubiera imaginado Daniel Vega. El muchacho de Azul que de chico simpatizaba por la Banda Roja lo gritó con el alma, a tal punto que fue amonestado por Pompei por festejo desmedido.

Nuevamente estaban iguales. Ambos proponían y llegaban gracias a la fragilidad de la última línea, pero Defensa era más. Piriz Alves peleaba en todos los sectores de la cancha y hasta ayudaba a Jerez a recuperar la pelota. Arriba la gambeta de Jonathan López hacía preocupar a los millonarios, que también llegaban pero de contra. Hasta que apareció en escena la figura de Juan Pablo Pompei omitiendo penales, primero a Piriz y después a Rearte. Faltaban dos minutos y Sánchez quedó solo con Perafán, intentó gambetearlo pero no pudo y se tiró. El árbitro no compró y amonestó al mediocampista ante el enojo generalizado de la popular riverplatense. Este acierto lo condicionó en la jugada siguiente cuando Vega bajó a Piriz que aparecía en posición de gol. Como era de esperar el juez dijo “siga siga” y privó a los de Rodríguez de irse ganando al descanso.

Conocedor de la cercana posibilidad de estar ante la victoria más resonante de su historia, el Halcón salió al segundo tiempo a entregar la vida. Inquietó una y otra vez a la endeble última línea millonaria. Por su parte, Almeyda también se la jugó y puso de arranque a su arma no tan secreta, David Trezeguet quien fue determinante ya en la primera que tocó . Tras un centro de Sánchez, cabeceó y fue gol. Algo parecía no concordar en el ambiente y era precisamente la posición en la que definió el delantero francés. Unos centímetros adelantado bastan para que la jugada sea ilícita, aunque el línea Peña no lo entendió así, decorando una noche que será tristemente célebre para las encargados de impartir justicia.

Pero ni esto bastó para apagar las ganas de un Halcón que continuó con su recital. El gol ya se caía de maduro y llegó con un cabezazo del alma del equipo: el Negro Jerez. Tal como en los partidos más importantes del 2011 Defensa empezaba perdiendo y lo daba vuelta gracias a esa particular entereza demostrada en cada una de las tempestades.

Pero quería más y se jugaba todo en cada pelota. Ya no estaba López quien salió por Ricci, pero además del inmenso trabajo de Jerez, Bustamante las corría a todas, un Rearte disminuido físicamente trasladaba con coraje, Diaz era exageradamente temido después de su gol y Benitez se llevaba marcas por su banda. Como si todo esto fuera poco, la pieza fundamental también la tenía RRDT: un Piriz Alvez autentico, batallando todas y ganándole hasta los mano a mano físicamente imposibles a Funes Mori y Maidana. Ninguno de los centrales pudo con él en todo el partido, ni siquiera marcándolo de a dos.

Así fue que en una de esas pivoteadas sobre la izquierda, la Pantera envió un centro casi milimétrico que Gonzalo Bustamante pudo conectar con la red. Este gol festejado hasta el éxtasis y gritado hasta anular las cuerdas vocales significó la justicia por primera vez en 60 minutos de juego.

A pesar de que sólo había un delantero nato en cancha, Defensa no se metió atrás. River venía venirse otra semana de frustraciones y empezó a buscarlo de nuevo. Ahora con más claridad debido al ingreso de Martín Aguirre, pero nunca superando a los de Verde y Amarillo. En una jugada aislada en la que el fondo quiso jugar al off side, Cavenaghi y Trezeguet quedaron habilitados con el arco a su merced. El Flaco le tapó el gol al Torito, pero el rebote le quedó al ex campeón del mundo y la mandó adentro. La gran cantidad de gente de River festejó el empate como un campeonato y enseguida pidió el cuarto. Pero en el césped ya no podían más.

Ambos armaron un partido de alto vuelo y se empezó a percibir el cansancio. Defensa no pudo aprovechar la frescura que podía aportar el ingreso de Silva, pero siguió intentando cada vez más lejos del arco de un Vega que suspiraba aliviado ya que sus defensores nunca estuvieron a la altura. Al final lo tuvo River con un cabezazo de Funes Mori pero se le fue muy arriba.

Fue empate como en la primera ronda. Parecía difícil que se dé un partido más entretenido que aquel jugado en San Lorenzo, sin embargo el Halcón lo hizo posible. Le marcó 3 goles a un River que nunca se olvidará del baile que recibió de parte de los dirigidos por RRDT en los dos partidos. No hay ninguna duda de que en el global Defensa se llevó el triunfo por merecimientos y también por valentía, es verdad, pero sobre todo por su buen juego. Como bonus track también se quedó con el duelo de hinchadas con esos casi 12 mil hinchas que no pararon de gritar ni aún perdiendo.

En la zona de vestuarios muchos periodistas no partidarios jugaban con un chiste más que quemado, “¿Por qué le dicen Defensa?, tendría que llamarse Ataque y Justicia”, decían. Muchos resaltaban la actitud del técnico de ir a buscar y jugar de igual a igual contra los de Núñez. Y para mayor goce Halcón lo hacían poniendo en contrapartida a un Quilmes que no hizo más que defenderse y especular ante el mismo rival una semana atrás.

Lo cierto es que esta joven institución de Florencio Varela tenía la oportunidad de mostrarse ante el público masivo y la aprovechó para dejar un mensaje. En un torneo sobrevaluado por la presencia de un coloso como River, le mostró a un país que todavía se puede jugar al fútbol. Y si a esto se le suma la inconmensurable cuota de voluntad y coraje que tuvo Defensa en La Plata, ni el equipo más grande lo va a poder superar ni aunque encima cuente con alguna ayudita arbitral. Todo esto por ahora valió sólo un punto, pero la inolvidable jornada que todos los halcones vivieron esta noche será gloriosa, aunque tal vez no eterna. Porque todo esto se puede superar si es que estos jugadores alcanzan el gran objetivo. Por lo menos ante River demostraron que sí se lo proponen pueden. Todo esto lo lograron durante 90 minutos consagratorios e inolvidables.

Marcelo Tosoni